Cómo gestionar la ansiedad durante las fiestas
(sin aislarte ni forzarte a ser positivx)
Para muchas personas, diciembre no es sinónimo de alegría, sino de presión, cansancio y ansiedad.
El cierre del año, las reuniones sociales o el simple hecho de “tener que estar bien” pueden convertirse en una carga más.
Y si además sientes estrés o insatisfacción laboral, la mezcla puede ser abrumadora.
🌿 No eres raro o rara si las fiestas te cuestan más de lo que disfrutas.
🎄 1. Permítete sentir lo que realmente sientes
No hay una forma “correcta” de vivir las fiestas. Si sientes tristeza, agobio o cansancio, no lo niegues ni te fuerces a sonreír. Respira, date espacio y recuerda: no tienes que agradar a nadie siendo positivx si por dentro estás agotadx.
Tienes derecho a estar en paz, a marcar límites y a no explicarte de más.
Aceptar tu emoción no la amplifica, la alivia. Suena raro y sin sentido, pero te prometo que funciona. ¡Pruébalo!
🧭 2. Revisa tus límites (y respétalos)
El final del año está lleno de compromisos: comidas, reuniones, compras, balances…
Pero tu energía tiene un límite, y decir “no” también es una forma de autocuidado. Ya sé que si fuera tan fácil decir «no» ya lo hubieras hecho. No te digo nada que no lo sepas, así que puedes intentar tener esto presente en estas fiestas de fin de año: decir que «no» de manera amable si es lo que tu cuerpo pide.
— “Prefiero no hablar de eso.”
— “Gracias, pero es un tema personal.”
— “Hoy estoy en modo descanso. Otro día te cuento.”
💬 Un poquito de egoísmo bueno es bueno para tu salud emocional.
🕯 3. Desconecta del trabajo lo mejor que puedas
Cerrar el ordenador no siempre significa desconectar mentalmente.
Si te cuesta “apagar la cabeza”, crea un ritual simbólico: escribe lo pendiente, doblas el papel y déjalo doblado hasta la vuelta de las vacaciones. Te estarán esperando de todas formas, pero ya tendrás la lista hecha y menos carga mental.
¿Qué más podrías hacer? Yo te recomiendo silenciar los grupos de whatsapp del trabajo y las notificaciones de email y plataformas de chat interno. Parece una obviedad, ¿verdad? Pero te sorprenderías con la de gente que se va de vacaciones con todo activo, como si nada.
💚 4. «Deberia» vs «Quiero»
La ansiedad aumenta cuando te repites “debería estar bien” o “tengo que aprovechar”. No me gustan nada los «deberías» y «tengo que». Suelen aparecer mucho en consulta y traer demasiada presión y exigencia no sanas. ¿Cuántas veces sentiste un «tengo que hacer ahora, pero en realidad no quiero»?
Seguro que en tu trabajo eso te pasa muchas veces. Pero es el trabajo, y no siempre puedes elegir no hacer lo que no te gusta.
Pero ¿qué pasa en las comidas y eventos familiares? Estoy segura de que también te has sentido así alguna vez. No mientas. Imaginate esa escena, o mejor, recuerda alguna parecida:
Una comida familiar infinita, con toda la familia, la cercana y la lejana, y la tía de siempre suelta:
- “¿Y para cuándo pareja?”
- “¿No vas a tener hijos?”
- “¿Tu trabajo qué tal…?”
- “¿Has engordado?”
- “¿Por qué no vienes más?”
Agotador, ¿verdad?. Es probable que tu semáforo interno empiece a parpadear en rojo brillante (te contaré más sobre este semáforo en otro post).
Bueno, creo que ya tienes ganas de saber cómo resolver este conflicto «Tengo que vs Quiero», ¿verdad? Pues te propongo hacer un ejercicio muy sencillo y rápido para identificar lo que te pesa y lo que te hace bien. Te sirve para las fiestas de fin de año, pero funcional igual de bien para cualquier otra situación: trabajo, amigos, eventos sociales, decisiones. Vamos a ello:
Separar los «debería» y «tengo que» de los «quiero» y «me apetece».
Haz una lista con 2 columnas: una con todos tus deberías y la otra con los quiero. Después revisa la lista y escribe:
- ¿Qué diferencia ves en cada columna?
- ¿Qué patrones encuentras en lo que apuntaste en la columna «debería» y la columna «quiero»?
- ¿Dónde sueles pasar más tiempo: en la columna «Debería» o en la columna «Quiero»?
Si con eso, concluyes que ir a este evento familiar de navidad es más bien un «tengo que», pero no te puedes escaquear, sí puedes hacer algo diferente para amenizar el momento. Por ejemplo, si una conversación te incomoda: puedes levantarte, ir al baño, respirar un momento, salir a tomar aire. No hace falta justificar cada movimiento. También puedes quedarte el tiempo justo y necesario, y quedarte para la sobremesa (que suele ser el momento de las preguntas y conversaciones incomodas).
Espero que estos 3 consejos sencillos te ayuden a navegar las aguas a veces turbulentas de las fiestas de Navidad y Año Nuevo.
Un abrazo, Thalita 💜 Soy Psicologa Laboral y Terapeuta Breve. Te acompaño a identificar y gestionar tus emociones para re-conectar con tu bienestar. Reserva ahora una sesión gratuita de 20 minutos y empieza a cuidarte de forma consciente.
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